Un pedacito de África en México

Misioneras en México

Las Misioneras Combonianas trabajan en Costa Chica acompañando al pueblo afrodescendiente. El P. Ismael Piñón recoge los testimonios de tres misioneras que trabajan o han trabajado en este rincón de México.


Fui a Costa Chica invitado por las Misioneras Combonianas y lo que me encontré fue un pueblo orgulloso de su ser negro, generoso, acogedor y tremendamente agradecido con las «madres», cinco misioneras combonianas venidas de diferentes partes del mundo –Portugal, España, Perú y Guatemala– que no miden esfuerzos para atender a los pueblos que el obispo les ha confiado. El 10 % de la población mexicana es afrodescendiente. La mayor parte de ellos se encuentran en la región de Costa Chica, en los estados de Guerrero y Oaxaca, a orillas del océano Pacífico. Hasta hace muy poco la población negra de México estuvo abandonada y olvidada.

Las Misioneras Combonianas abrieron hace 13 años una misión en Cerro de la Esperanza, en el municipio de Pinotepa Nacional. Desde allí se desplazan para atender a los pueblos de alrededor, con un compromiso, entrega y dedicación admirables.

Las pioneras nos cuentan su experiencia…

El P. Ismael, mascarilla en mano, con jóvenes de Cerro Esperanza. 

Gracias

Hna. Vera Lucía Rebelo

Comboniana, portuguesa, trabaja en la actualidad en Costa Chica.

Costa Chica y su gente me hacen sentir en familia. Me han acogido con alegría y sencillez, abriéndome las puertas de sus casas y de sus corazones. Su cariño, generosidad y cercanía han alimentando mi corazón en el poco tiempo que llevo con este pueblo indígena y afromexicano.

¿Qué es lo que más me gusta de Costa Chica? Los niños curiosos y sus carcajadas, los pies descalzos que caminan ágiles y decididos; las manos que golpean con la misma facilidad la tortilla y el tambor, la fe compartida en la celebración de la Palabra y alrededor de la mesa, las mujeres comprometidas en servir y en trabajar juntas con las misioneras combonianas.

Me gustan los campesinos que trabajan la tierra bajo el sol, los jóvenes que arriesgan por caminos que les pueden llevar a un futuro mejor, las familias separadas por una frontera… Hay de todo en este pedazo de paraíso, y yo encuentro a Dios en las alegrías y en las penas compartidas con este pueblo. Gracias Costa Chica por enseñarme que lo importante es ser, estar y compartir mi vida con todos los que me acogen en su tierra. 

misioneros México

Una pastoral propia

Hna. Tere Soto

Comboniana mexicana, trabaja en Cerro Esperanza.

«Ahí tienen un pedacito de África», nos dijo el obispo cuando decidimos instalarnos en su diócesis. Fuimos porque vimos que eran los más pobres y marginados. Nuestra idea era comenzar a crear comunidades a través de un acompañamiento cercano para dar confianza a la gente y formarla para que recuperasen sus raíces. De este modo, cuando nosotras no estuviéramos, ellos pudieran continuar. 

Empezamos visitando a las familias. Íbamos casa por casa, leíamos el evangelio del día y nos íbamos sin hacer ningún comentario. Un día nos propusieron organizar una reunión para poder hablar con más calma. A medida que nos fueron conociendo, creció en ellos la inquietud y el deseo de hacer pequeños grupos para estudiar la Biblia. La Hna. Cristy empezó a formar catequistas en los pueblos para comenzar la catequesis de preparación al bautismo y la primera comunión. Comenzamos a formar grupos, tomando conciencia de su identidad y dignidad como negros y como mexicanos de pleno derecho, empezando a vivir su fe desde su propia realidad.

Texto y fotos: Ismael Piñón

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