Texto: Sebastián Ruiz-Cabrera
Los Encuentros de Bamako, en la capital de Malí, celebran su 13 edición reivindicando que la fotografía africana es un referente en todo el mundo.
¡Fotos por toda la ciudad! Muy cerquita del desierto y fuera de las grandes avenidas de Nueva York, Londres, Roma, Berlín o Madrid. Durante dos meses niños y mayores, turistas y aficionados al arte fotográfico han podido disfrutar de fotografías de artistas africanos y de la diáspora en Bamako, la capital de Malí. Fijaros que, de las 350 candidaturas para exponer, al final solo se mostraron los trabajos de 75 creadores de África o de países de la diáspora. Así, sin más, quizás no os parezca muy interesante lo que os cuento, así que, no me queda otra que ponerme manos a la obra para tratar de explicaros el porqué de la importancia de esta exposición conocida como Rencontres de Bamako (Encuentros de Bamako). Un banquete visual que no os podéis perder. Vamos a ello. ¡Click!
Resulta que desde que se creó este festival en 1994, entre el Gobierno del país y el Instituto Francés, se ha convertido en una referencia imprescindible en el panorama del arte contemporáneo internacional. Y me diréis que, bueno, que el tema de hacer fotos tampoco es tan difícil y ahora con los móviles todo el mundo lo consigue sin un mínimo de formación. Vale. Sí. Tenéis razón, pero Malí se ha convertido en capital africana de la fotografía porque ha sabido mantener la esencia, y también la magia, de los pioneros que inauguraban este arte allá por el 1950. Hacían fotos de las fiestas, de los diferentes trabajos en las principales ciudades del país y, en general, capturaban el día a día de muchas personas que no sabían que años más tarde sus imágenes estarían por todo el mundo. Y por si me lo preguntáis: ¡pues claro que no usaban filtros instagramers! Eran mucho más creativos que todos nosotros juntos.

Venga, sigo sin bromas. Hoy en día, los nombres de Mamadou Cissé, Adama Kouyaté, Abdourahmane Sakaly, Malick Sidibé, Tijani Sitou o Félix Diallo son –y eso que han pasado muchísimos años desde esas primeras fotos– auténticos referentes para muchos artistas internacionales que los tratan de imitar en sus perfiles de redes sociales. Ahora con la necesidad de reinventarse y agudizar la mirada hacia problemas sociales desde una mirada más fresca, los enfoques con la cámara han podido cambiar, pero no la esencia de este festival que cada dos años provoca emociones en cada rincón de la ciudad.
El lema de esta 13ª edición es «la multiplicidad, la diferencia, el devenir y el patrimonio», algo así como la riqueza de las personas africanas en todo su conjunto. Y como esta frase es algo compleja de explicar… lo hacen con imágenes.

Antes de que comencéis a preparar vuestros disfraces para Carnaval recordad que las imágenes nos pueden hacer ver el mundo de otra manera y, en Bamako, nos enseñan desde hace muchos años que Malí es un ejemplo de cómo transformar desde la cultura.