Hay que reflexionar sobre la forma en la que consumimos prendas de vestir porque tiene un gran impacto en el medio ambiente. Una investigación de la Unión Europea asegura que en 2021 se enviaron a Kenia más de 112 millones de prendas de segunda mano, de las cuales 56 millones no pudieron utilizarse por el estado en el que llegaron y 37 millones se habían fabricado con plásticos como el poliéster. Hay que leer la etiqueta de la ropa, y comprar la que dure más.
Carla Fibla García-Sala