Joseph Ki-Zerbo

El historiador comprometido

Por: África González
Ilustración: Eduardo Bastos

Nació en 1922 en la ciudad de Toma, en una área rural de la antigua Alto Volta, hoy Burkina Faso, en plena época del colonialismo francés. Hijo de Alfredo Diban, considerado el primer catequista católico de Burkina Faso, Joseph Ki-Zerbo recibió su primera educación en una escuela de los Padres Blancos. En su libro sobre su padre reconoce su gran influencia, además de trasmitirle su orgullo por las raíces africanas. Estudió Filosofía y Teología en el Seminario Mayor Regional de África Occidental en Koumi. Tras salir del seminario, impartió clases en Dakar. Allí también trabajó en el semanario católico Afrique Nouvelle, que ayudó a fundar. Se examinó por libre del Bachillerato francés y obtuvo excelentes notas, lo que le valió una beca de estudios de Historia en la Universidad de la Soborna, en París. Hizo el doctorado y se convirtió en el primer africano en obtener una cátedra en esta universidad. Además, también se licenció en Ciencias Políticas.

Catedrático de Historia, profesor, investigador y político, Ki-Zerbo es referencia obligada para conocer la historia de África desde el rigor y la seriedad académica. En sus numerosos escritos desmonta muchos de los tópicos y prejuicios sobre el continente y denuncia sin tapujos y con datos la sangría humana que supuso el largo periodo de la esclavitud y la colonización. En el ámbito internacional fue un respetado y afamado intelectual, sobre todo tras coordinar ocho volúmenes de la Historia de África, encargada por la UNESCO, y publicada en 1982.

En la capital francesa fundó la primera asociación de estudiantes de Alto Volta y el Consejo Africano y Malgache de Enseñanza Superior, institución intergubernamental formada por 17 estados de la francofonía africana que presidió de 1950 a 1956. Allí conoció a otros intelectuales africanos y participa en la creación del Movimiento de Liberación Nacional. Después de terminar sus estudios impartió clases en un instituto de Conakry hasta 1960. Este año su país proclamó la independencia y Ki-zerbo se trasladó a Uagadugú donde promovió la creación de la universidad en la capital burkinabé. Allí impartió clases hasta 1973. 

Fundador del partido Frente Progresista Voltense, en 1983 fue arrestado junto a otros dirigentes de partidos políticos y condenado a muerte por el régimen militar de Thomas Sankara. Consiguió huir del país y refugiarse en Dakar, capital de Senegal. Allí siguió haciendo lo que más le gusta: investigar y participar en encuentros científicos en todo el mundo. Ejerció de profesor de Historia en la Universidad de Cheik Anta Diop, donde creó el Centro de Investigación para el Desarrollo Endógeno, participando también en la creación de la ONG Alianza por un Mundo Responsable, Plural y Solidario.

En una entrevista publicada en El Correo de la UNESCO, en febrero de 1992, afirmaba: «El periodo de la trata de negros fue una hemorragia que minó y agotó las fuerzas biológicas y sociales de África, pero el cambio fundamental fue la colonización. Fue una amputación de gran envergadura, una separación brutal, una secesión de muchas cosas esenciales. Fue el divorcio forzado entre los africanos y su propia historia, su estructura social, su estado civil tal y como estaba organizado, la habilitación autónoma del espacio, el uso de su propia lengua en las instituciones. En resumen, un etnocidio jalonado de algunos genocidios».

 

En 1992 volvió a Burkina Faso donde fundó el Partido para la Democracia y el Progreso (PDP). En 1997 este obtuvo seis escaños y entró a formar parte de la Asamblea Nacional. Tras el asesinato del periodista Norbert Zongo, en diciembre de 1998, Ki-Zerbo renunció a su escaño. 

Falleció el 6 de diciembre de 2006. Como creyente y ex seminarista, fue sepultado cristianamente en Toma.

Recibió, a título póstumo, la Palma de oro de las Letras. 

También puede interesarte

Enciende la llama

Cada noviembre, Manos Unidas nos propone encender una llama para seguir alumbrando compromiso y esperanza en la lucha contra la pobreza, labor que realiza Manos Unidas desde hace 63 años.  En esta 11 edición han recibido 2.200 fotos de 39 países