
El 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer, una ocasión para solidarizarnos con tantas mujeres del mundo entero que afrontan con coraje los enormes desafíos que las condicionan y para los que tratan de encontrar soluciones. La falta de oportunidades con respecto a los varones, el acoso y el hostigamiento sexual, los matrimonios forzosos de tantas niñas y las prácticas, usos, costumbres e incluso leyes que siguen discriminando a las mujeres, son algunos de esos enormes desafíos.
El 4 de febrero, Día Internacional de la Fraternidad Humana, el papa Francisco lanzaba un llamamiento a favor de las mujeres desde Yuba, capital de Sudán del Sur, que me gustaría compartir con vosotros: «Las mujeres son la clave para transformar el país. Si reciben las oportunidades adecuadas, por medio de su laboriosidad y su actitud de proteger la vida tendrán la capacidad de cambiar el rostro de Sudán del Sur y de proporcionarle un desarrollo sereno y cohesionado. Les ruego, ruego a todos los habitantes de estas tierras, que la mujer sea protegida, respetada, valorada y honrada. Por favor, protejan, respeten, valoren y honren a cada mujer, niña, adolescente, joven, adulta, madre, abuela. Si no, no habrá futuro».
P. Enrique Bayo